El vidrio es un liquido.
El vidrio es fisicamente un liquido. Este conocimiento se lo debo a Alfred Kaufner. La velocidad que al fluir el vidrio tiene, es sin embargo, tan lenta que no se aprecia a primera vista. No obstante es la fluidez del vidrio quien determina sus propiedades. No presenta cristalinas microestructuras ordenadas, como por ejemplo la piedra o el metal, sino que se compone de un amorfo rio de moléculas absolutamente desordenadas. Si midiéramos después de miles de años el grosor de un vidrio en posiciõn vertical, que habia sido totalmente homogéneo en su origen, constatariamos que se habia "derretido un poco hacia abajo" y por ese motivo iría aumentando su grosor en su parte inferior paulatinamente.
Alfred Kaufner combina pues, dicho durísimo fluido, hábil y artísticamente, con materiales, en los que precisamente el "flujo de los elementos", de los que en un principio todo tuvo su origen, se han puesto rígidos y vuelto a juntar en sólidas estructuras nuevas:
tal como metal - acero, cinc, plomo - y piedra - granito, gres. En piedras pesadas y duras hay a menudo incrustaciones de vidrio - quebradizo y casi imperceptiblemente viscoso. En un no previsible, pero largo espacio de tiempo, el vidrio rebosar· la forma. Va cediendo continuamente.
Segunda característica del vidrio y en relación con él, pretende asímismo Kaufner en sus obras: su actitud ante la luz. La piedra y el metal absorben luz en su superficie y reflejan solamente una parte de ella. Esta específica energía es percibida por nosotros como color. El vidrio apenas refleja luz, más bien la deja pasar, es transparente. En los bordes se dobla y sólo un fragmento del espectro de energía de la cantidad de luz llega en cada caso al ojo: el color de tal emanación se diferencia en su calidad sensorial fundamentalmente del color de los reflejos en superficies opacas. Cualquiera que trabaje con cuadros, lo sabe: la pantalla del ordenador puede dejar brillar los colores increíblemente mucho más luminosos de lo que en una superficie impresa fuera posible,
y un cuadro de vidrio aparece por su luminosidad mucho más inmaterial que uno pintado sobre lienzo. De estos contrastes se trata Alfred Kaufner en sus trabajos. Su absolutamente propia invención es el "vidrio pintable". Él humedece la placa de vidrio con una suspensión de finísimas partículas de metal para manipular las propiedades de refracción del vidrio. Por eso luce a través de los cristales del metal, que de otro modo tan mate resulta. Ambos mundos de color - el de las superficies y el de las emanaciones - se intensifican en este "fenómeno físico de los materiales".
En las mejores de sus obras, Alfred Kaufner logra contraponer el flujo y la inmaterialidad del vidrio, de forma extremadamente reducida y al mismo tiempo sencilla, y por ello aúnám·s efectiva, contra la rigidez y dimensiones de otros materiales, de manera que precisamente su extremada sencillez hace resaltar su belleza. La sencillez es el sello de lo verdadero, sabían ya nuestros antepasados. No la diversificación en posibles variedades debe ser la meta final, sino la concentración en una sola, obra ultimativa.
El arte de Alfred Kaufner se encuentra todavía experimentando por el camino hacia la máxima sencillez.
Eso lo mantiene joven.